jueves, 9 de junio de 2011

1956 - 9 DE JUNIO - 2011

Homenaje a los fusilados de 1956

¡TANTAS COSAS!

Hace años compañeros, yo decía:
"Mi tierra es ancha y honda;
al norte, los arados, las guitarras;
al sur el mar sonoro, nuestras costas.
Un hombre con olor a palo santo
siembra los surcos, canta, se enamora."
Hace años, compañeros, yo decía...
¡Pero han pasado tantas, tantas cosas!

Llegaron entre balas. Fusilando.
Llenos de hiel. De maldición. De costras.
Venían con el alma emponzoñada
espumosas las ingles y las bocas.
Eran los niños bien. Los estudiantes.
Las damas copetudas. Y "católicas".
Las que creen que la Iglesia y los altares
son un cómodo y chic salón de modas.

Y ofrendaron un ramo de cadáveres.
¡Pobre Córdoba!
Mancharon las campanas. Los misales.
¡Pobre Córdoba!
Y en nombre de Jesús todas las calles
se llenaron de sangre ¡Pobre Córdoba!
¡Se poblaron de muertos populares!
¡Pobre! ¡Pobre Córdoba!

El tiempo los siguió como una víbora.
Y la víbora fue a morder la historia.
Sus nombres quedarán junto al de Judas
y sus hijos tendrán las manos rojas.
Videla Balaguer. Náusea del mundo.
Hiena podrida. Santulón hipócrita.
¡El cielo de la patria estará limpio
cuando cuelgues hediondo de una horca!

Vinieron después otros.¡Fue lo mismo!
¿Qué enfermas mancerías les dio formas?
Capitanes gorilas. Asesinos.
Deshonra de las armas. Pies y botas.
¡La tierra está afilando los puñales!
¡El viento está buscando las carótidas!
Capitanes gorilas. ¡Asesinos!
¡Mirad, mirad la patria, cómo llora!

Lotearon la Nación. ¡Rompieron todo!
Blequearon con estiércol sus palomas.
Y el pueblo, nuestro pueblo, el pueblo entero
quedó a disposición de la Corona.
Los hombres de la Armada. Los marinos,
-miserables sirvientes de la Logia-
lucieron su uniforme de etiqueta,
su sucia aristocracia cipayona.

"Ya no nos queda nada" me decía
una humilde muchacha de la Boca.
"Ya no nos queda nada, compañero,
como no sea llorar nuestra deshonra".
¡Mujeres del país! ¡Varones criollos!
Sabemos quiénes son. Cómo maniobran.
Conocemos sus nombres. Sus patrones.
Y entendemos también por qué nos odian.

Pero de pronto el tiempo se detuvo.
Y desde entonces fue la misma hora.
Una hora interminable, larga, seca.
Hora medida con reloj de sombras.
Y allí quedaron Valle e Ibazeta
con la sangre colgada de la gloria.
Y allí quedó Cortínes y Cogorno
fundidos con la patria y con la historia.

Y allí quedamos todos, fusilados,
sin corazón, sin alma, sin memoria.
Pero hay un hombre nuestro en el destierro.
Un hombre con sabor a cosa propia
que les marca los días, los minutos,
que toma las medidas de sus fosas
y un alba volverá para que el viento
pueda cantar de nuevo entre las rosas.

Juan Quebracho
Seudónimo del poeta salteño Antonio Nella Castro (1921-1989), autor entre otras canciones de "Zamba del chaguanco", "La diablera", "La poncho colorado", "Vidala para dormir un chango pobre", "Navidad 2000" y "Juanito Laguna se baña en el río", todas con música de Hilda Herrera.

No hay comentarios: