lunes, 31 de diciembre de 2012

En las horas finales

Un ruego, una reflexión y varios deseos.

El ruego: por la salud del presidente constitucional y democrático de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías.

La reflexión: a los políticos que piensan más en 2015 que en seguir profundizando el modelo en 2013, como parece ser el intendente de la ciudad cordobesa de Cosquín, que al parecer tiene la brillante idea de cambiarle el nombre a la plaza "Próspero Molina" para ponerle el nombre de Néstor Kirchner: ¡Déjense de joder! Con ese tipo de propuestas, lo único que consiguen es perjudicar al gobierno de Cristina. Si no lo saben, son unos boludos. Y si lo saben y lo hacen igual es porque son unos hijos de puta. No sé si he sido claro. Si quieren tanto a Néstor, pónganse a laburar, no roben, piensen en cómo hacer que el pueblo esté mejor -sobre todo la parte del pueblo que menos tiene-, amplíen derechos, ajusten obligaciones de los que tienen más, impartan más justicia, distribuyan mejor, gasten menos, trabajen para que el pueblo aprenda más y tome decisiones.

Los deseos: que en el 2013 me encuentre con más gente que sea coherente en sus dichos y sus acciones; con menos gente que trata de aparentar lo que en realidad no es; con menos gente capaz de sacrificar sus códigos y sus conciencias en aras de una migaja de limosna llámese regalo empresario: viajes, carteras, perfumes, champagnes, cenas en Puerto Madero, etc.
Que en el 2013 me encuentre con gente que sabe lo que quiere y pelea para conseguirlo y que no se conforma con un buen balcón para mirar la vida de esos otros a los que dice odiar, pero que en el fondo admira. Que en 2013 se aparte de mi camino la gente que vive juntando cosas materiales y perdiendo lo que les queda de espiritual, de ético, de moral, de amor propio, de orgullo legítimo.
Que en 2013 yo tenga el suficiente coraje para seguir sosteniendo con mi proceder aquellos principios en lo que creo, y la suficiente fuerza y salud para pagar el precio que eso cuesta. Que el 2013 un traidor no pueda más que unos cuántos. Y que esos cuántos lo derrotemos fácilmente.

Adiós 2012, bienvenido 2013.



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