lunes, 24 de diciembre de 2018

Con el más chico, el más grande.


Dentro de la música argentina de raíz folklórica, Jaime Torres fue el más grande intérprete del instrumento más pequeño: el charango. Alumno del máximo exponente del cordófono, Mauro Núñez, Torres colocó aún más alto el listón y le agregó a su técnica una expresividad y un disfrute que hacía pensar a quienes lo observaban que en realidad Jaime tocaba con todo el cuerpo.
Desde sus comienzos en Rosario, sus muchos discos en dupla con Ariel Ramírez, su esencial participación en la Misa Criolla y en la Navidad Nuestra, su invención del Tantanakuy, todo fue maravillosamente asumido por este hombre menudo lleno de vitalidad.

En lo personal, Jaime Torres no tuvo rodeos para aceptar formar parte del panel que presentó la primera edición de mi Diccionario en 1997, hecho por el cual siempre le estaré agradecido, más allá de mi admiración por sus cualidades artísticas. 

En esta Nochebuena, el charango sonará triste. Que el charanguero descanse en paz.

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